
Ella tuvo que afrontar una vida difícil, muy difícil ya que nació en el año que terminó la guerra, treinta y nueve, y era la más pequeña de la familia, siete hermanos. Los años de la posguerra, donde había mucha hambre, todo lo que tenían, que no era mucho, lo conseguían a base de esfuerzo físico, comida poca y eso que ellos vivían en el campo, pero había que conseguir algo de dinero con lo poco que conseguían de la cosecha. Además de vivir en latifundios, pequeñas parcelas de tierra que escasamente te daban para sobrevivir. Si querían tener sábanas , que es algo que ahora sólo tienes que ir a la tienda a comprarlas, antes había que plantar el lino, luego recogerlo, llevarlo al arroyo para que se quedara en remojo, secarlo y luego transformalo en hilos para poder meterlo en el telar y hacer las sábanas, y eso no todo el mundo lo tenía. Ellos sí, su madre cambiaba sábanas por platos de sardinas, ellos eran de montaña y no siempre había pescado en la mesa. Cuando su madre se murió se vinieron a trabajar a Verín, las chicas de la familia. Se casó en el Valle, y siguió trabajando y trabajando, vinieron los hijos y como todas las mujeres gallegas, trabajaba dentro y fuera, cuando necesitaban gente para recoger patatas, siega, cuando antes se hacía con la hoz, o la vendimia. Cuando fuimos un poco grandes, eso eran, once o doce años, nosotras también la acompañábamos a vendimiar, teníamos que ganar dinero para comprar los libros de texto para el curso, siempre me acuerdo, ella iba pendiente de lo que hacíamos, si trabajábamos o no, y cuando veía que me levantaba mucho me decía, agachate nunci, jaja, pobre, en una finca lo dijo bastantes veces, era la primera vez y se me hacía eterna. Cuando mi padre se fué a Alemania, nos quedamos solas, vivíamos algo retiradas del pueblo y por las noches , pobre, no sé cómo aguantó, saber que estaba allí con sus cinco hijas y los lobos que no paraban de aullar, yo me moría de miedo, pensaba en lo frágil que era la puerta y lo fácil que era entrar, creo que ella lo tenía que tener todavía más presente.
Esto es solo un poquito de lo mucho que hay que escribir de mi madre. TE QUIERO
2 comentarios:
Ya sabía yo que tu fuerza venía de algún sitio. Ahora sé de dónde. Eres mucho más que una superviviente. Eres una viviente que ama la vida por sí misma.
Un beso grande.
Me encantó leer esta entrada.
Gracias Mari, sabes que te quiero amiga, se me sube todo cuando me dices esas cosas tan bonitas, aunque piense que soy normalita
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