Aunque se haya ido,
nosotros siempre
le recordaremos,
con su humor sabor limón,
su cara de saberlo todo,
esa cara en la que se reflejaban
las experiencias vividas.
Como buen gallego,
siempre contestaba
con otra pregunta.
Su deseos de compañía y
de cariño los demostraba
a medias y, a veces,
en forma de rabieta
como los niños,
aunque él siempre se encargaba
de decir que eso no era cierto,
que él no se enfadaba.
Le recordaremos siempre en la huerta, al lado del pozo, recogiendo patatas... o en el chiringuito donde se juntaban todos a jugar a las cartas, " la brisca". Él que de joven había jugado muy bien, se lo pasaba bomba, ya que les daba un buen repaso a todas las que juegaban con él, ya que en el chiringuito al principio solo jugaban mujeres, menos mal que luego se le unio su consuegro y ya eran dos contra cuatro mujeres.
4 comentarios:
No morimos del todo mientras alguien nos recuerda, sobre todo con el cariño que desprenden tus versos.
Un abrazo, y gracias por acoger uno de mis poemas en tu casa.
Un abrazo.
Mi querida Nunci: Tu entrada me ha dejado sin voz, con un nudo en la garganta que ya traía puesto. Sabes bien que yo tengo como una segunda madre, igual que tus hijas tenían como un segundo abuelo. No hace falta compartir la misma sangre. Basta con compartir una vida llena de amor para no poder olvidarla. Hoy no parecía la misma de siempre. Estaba desorientada y accedía a todo lo que su hijo de sangre le decía. Accedía con su maravillosa virtud de facilitar siempre a cualquiera su labor.
Te lo contaré despacito porque ahora mi corazón está encogido.
No creo en las casualidades y tu entrada hace que te agradezca el poder haber hablado de esta preciosa mamá postiza que la vida me regaló, cuando los vecinos eran algo más que esos desconocidos que viven puerta con puerta.
Un beso Nunci y mis recuerdos a Pepe y a tus niñas.
Quiero mandar un abrazo muy fuerte, a sus hijos, Chelis y Pura, Carlos y Rosa, Julio y Susi. Tambíen a sus nietos, Santi,Michel,mis niñas, Olga, Maria, Alex, Yoli, Ivan, Rober, Andrea, Marta, y su biznieto Noel.
Tambien un abrazo muy fuerte, para su hija Ele, mi amiga. Un besazo
La muerte de tantos instantes es efìmera, es apenas un sueño del tiempo que renace, para cambiar el nombre en màs espacios vacìos e inagotables.
Coincido con Esther en que no morimos del todo.
Gracias por todo lo que nos aportas, gracias Lembranza.
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