EL RAYO QUE NO CESA
El error mayor, abandonarse. El obstáculo más grande, el miedo.
La mejores profesores, los niños.
La primer necesidad.
Te me mueres de casta y de sencilla:estoy convicto, amor, estoy confesode que, raptor intrépido de un beso,yo te libé la flor de la mejilla.
Yo te libré la flor de la mejilla,y desde aquella gloria, aquel suceso, tu mejilla, de escrúpulo y de peso,se te cae deshojada y amarilla.
El fantasma del beso delincuenteel pómulo te tiene perseguido,cada vez más patente, negro y grande.
Y sin dormir estás, celosamente,vigilando mi boca ¡con qué cuido!para que no se vicie y se desmande.
Miguel Hernandez
Despues de tanto tiempo, te sigue doliendo la muerte tan injusta y sin razon de este gran poeta, como muchas otras
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