RAICES
De padres labradores,
hijo de una pobreza gris,
nací pegado a la tierra.
Eché profundas raíces
y fuí creciendo feliz.
Pero un día me trasplantaron
al asfalto y a la riqueza
y me quedé sin raíces
y sin unión con la tierra;
el viento empezó a moverme,
me fui quedando sin savia,
se me secaron las hojas,
se me fue muriendo el alma;
en un mundo que no era el mío
me fui sintiendo extranjero,
y no encontraba mi sitio:
aquello no era mi tierra.
En un rincón oscuro y absurdo
de aquel mundo de opulencia,
ignorado, olvidado y abandonado
estábame ya muriendo
cuando cayó una gran tormenta
que me arrastró por el cemento,
y luego por la cuneta,
y al final, en un campo sin dueño
me dejó desnudo, sin joyas,
sin hojas, herido y maltrecho.
En lo más hondo de mi
conservaba un rayito de alma
de donde salió una pequeña raíz
que fue besando la tierra
y entrando de nuevo despacio en ella.
Y fui recobrando la vida,
y me fue creciendo de nuevo el alma;
y volví a unirme a la tierra,
y nacieron de nuevo en mi
hermosas y frescas hojas nuevas;
en el corazón sentí de nuevo
el palpitar de mi savia.
Volví a tener raices,
y vida, corazón y alma.
(Toxo, 170703)
De padres labradores,
hijo de una pobreza gris,
nací pegado a la tierra.
Eché profundas raíces
y fuí creciendo feliz.
Pero un día me trasplantaron
al asfalto y a la riqueza
y me quedé sin raíces
y sin unión con la tierra;
el viento empezó a moverme,
me fui quedando sin savia,
se me secaron las hojas,
se me fue muriendo el alma;
en un mundo que no era el mío
me fui sintiendo extranjero,
y no encontraba mi sitio:
aquello no era mi tierra.
En un rincón oscuro y absurdo
de aquel mundo de opulencia,
ignorado, olvidado y abandonado
estábame ya muriendo
cuando cayó una gran tormenta
que me arrastró por el cemento,
y luego por la cuneta,
y al final, en un campo sin dueño
me dejó desnudo, sin joyas,
sin hojas, herido y maltrecho.
En lo más hondo de mi
conservaba un rayito de alma
de donde salió una pequeña raíz
que fue besando la tierra
y entrando de nuevo despacio en ella.
Y fui recobrando la vida,
y me fue creciendo de nuevo el alma;
y volví a unirme a la tierra,
y nacieron de nuevo en mi
hermosas y frescas hojas nuevas;
en el corazón sentí de nuevo
el palpitar de mi savia.
Volví a tener raices,
y vida, corazón y alma.
(Toxo, 170703)